The Guardian, 9 de enero de 2017
El cambio tecnológico en la alimentación y la agricultura han traído consigo avances importantes. Mientras que los rendimientos mundiales de los cultivos aumentaron rápidamente en las primeras décadas de la «revolución verde», la productividad hoy en día se ha estabilizando en muchas regiones del mundo.
Un importante estudio elaborado en 2012, encontró que entre el 24% y el 39% de las áreas de cultivo de maíz, arroz, trigo y soja los rendimientos no mejoraron, se estancaron después de las ganancias iniciales o se derrumbaron.
Sólo un poco más de la mitad de todas las zonas mundiales de arroz y trigo (57% y 56%, respectivamente) siguen experimentando rendimientos altos. Entre las zonas donde los rendimientos se han estancado, se encuentran algunos de los sistemas de producción más ricos, industrializados y de alta tecnología: más de un tercio de la cosecha de trigo en Estados Unidos (mayormente en las Grandes Planicies) se ve afectada, además de más de un tercio de la cosecha de trigo argentino, y cosecha en toda Europa.
Mientras tanto, los rendimientos del arroz se estancaron en California y en la mayoría de las zonas productoras de Europa. Esta tendencia también es evidente en alrededor del 80% de los cultivos de arroz en China e Indonesia, dos de los principales productores de arroz del mundo.
Existe una alternativa viable para revertir esta situación. Los sistemas agroecológicos diversificados se plantean como medios de subsistencia seguros. Se debe, por tanto, diversificar las granjas y los paisajes agrícolas, reemplazando los insumos de químicos sintéticos, optimizando la biodiversidad y estimulando las interacciones entre diferentes especies. Esto permitirá en el largo plazo, regenerar los suelos y establecer agroecosistemas saludables.
Es importante tener claro que es un proceso que requiere de una transición, que puede partir de la agricultura industrial o de la agricultura de subsistencia. La alternativa agroecológica es intensiva en conocimientos y alta tecnología y requiere de complejas sinergías para ser construidas y sostenidas entre diferentes variedades de cultivos y especies y entre diferentes sistemas agrícolas, como por ejemplo sistemas mixtos de cultivos y ganadería.
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